Uno de los períodos más destacados en la historia del arte japonés es el período de Heian (平安時代) En este período, que abarca desde el año 794 hasta el año 1.185 de nuestra era, se producen grandes cambios políticos y religiosos que afectaron tanto la sociedad como el arte nipón. Culturalmente, el budismo y su filosofía estaban ya completamente arraigadas en el país, siendo Japón en el período anterior y comienzos de éste, un reflejo total de China. Por tal motivo, comienzan a gestarse cambios importantes desde el emperador quien, en primer lugar, decide trasladar la capital de Nara (奈良市) a kyoto (京都) para prevenir que el budismo absorba el gobierno. Las familias más poderosas se encontraban muy estables económicamente y con un poder cada vez más en aumento. Por ello, fue un período de plenitud y tranquilidad para la aristocracia que tuvo las circunstancias ideales para fomentar las artes y las letras. Comienza un proceso de japonización de las artes. Este proceso de japonización del arte consistió en un distanciamiento en la ejecución de la iconografía china en las obras budistas, además de la creación de obras no-budistas, presentando motivos típicos japoneses. También se manifestó este proceso en el cambio en el tipo materiales usados en las obras, como es el caso de la laca.
Cuando existía una fluída relación con China, los objetos se realizaban con jade, material típico de las obras de dicho país; ahora, se prefirió laca. Éste material se consideraba propio de japón y casi exclusivo. El fomento a la creación de objetos con laca muy pronto originó nuevas técnicas de producción, una de ellas se denomina Togidashi maki-e. Esta técnica consistía en que luego de cubrir el objeto con laca, se dibujada con algún metal la superficie y se volvía a cubrur con laca. Después se frotaba la parte donde se había dibujado y éste aparecía mucho más brilloso. Además, la duración del objeto era mayor que con otras técnicas. Son numerosos los trabajos en laca que utilizan esta técnica, mesas, sillas, estuches para guardar sutras, etc. Uno de estos objetos es una cajita para guardar los cosméticos, realizada con motivos abstractos y de gran dinamismo en sus formas. Estos motivos son ruedas flotando en el agua, que marcan una diferencia considerable con el estilo del período de Nara, mucho más realista y formal. Por dentro, la caja presenta dibujos de mariposas, flores y pájaros, diseñados casi simbólicamente.
En esta obra se vuelven a manifestar la fuerza expresiva del artista japonés de los primeros tiempos, a su vez, las artes se van estructurando a las nuevas folosofías de las nuevas sectas budistas. Estamos en un tiempo de grandes transformaciones en el arte que originarán una personalidad cada vez más japonesa en las obras artísticas.
Imágenes extraídas de: http://www.redmarcial.com.ar
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