Diosa sol, Amaterasu-o-mi-kami (天照)
El origen de Japón (日本, el origen del sol) es una leyenda que mezcla datos históricos y mitología. Fue redactada en el siglo VIII de nuestra era, por orden del emperador. Por medio de este escrito, recogido en los libros Nihonshoki (日本書紀) y Kojiki (古事記), quedaría demostrada la descendencia de la Diosa sol, Amaterasu-o-mi-kami (天照). El texto describe la formación del universo y de Japón, con una escritura sencilla que demuestra la profunda relación de los japoneses con la naturaleza, que se verá manifestada en todo el arte a lo largo de su historia. La leyenda se encuentra plagada de deidades o seres con rango divido, llamados Kami (神), quienes participan activamente en la formación del mundo. Se describe este proceso formativo de la siguiente manera:
"En el principio la Tierra y el Cielo no estaban separados el uno del otro, y tampoco lo estaban el principio masculino y el femenino. Todo era una masa indeterminada, de forma ovalada, sin límites definidos, que encerraba el principio de la vida. Después, la más pura y tenue esencia, subiendo gradualmente, formó el Cielo; la parte más pesada quedó abajo, y se formó la Tierra. El elemento más ligero se fundió rápidamente, pero el más pesado se unió con dificultad. Así, se formó antes el Cielo, después la Tierra, y más tarde se formaron unos Kamis en el espacio que quedarba entre ambos.
Cuando comenzaron el Cielo y la Tierra había algo en el mismo centro del vacío cuya forma es imposible de describir. Al principio apareció una cosa como una nube blanca que flotaba entre el Cielo y la Tierra, y donde tres kami vinieron a la existencia en el Alto Llano celeste. Estos tres kami, apareciendo primeros, nacieron sin progenitores y más tarde ocultaron sus cuerpos. Éstos fueron el Señor-del-Medio-Cielo, el Alto-Creador Y el Divino-Creador"*.
Luego prosiguieron siete generaciones de kami, hasta que nace la pareja divina Izanagi ( イザナギ) e Izanami (イザナミ). La pareja bajó del Cielo y llegó al océano, su unión formó las islas de Japón y engendró toda la naturaleza. Izanagi e Izanami tuvieron hijos, entre los que se encuentra la Diosa Sol Amaterasu-o-mi-kami (天照) de la cual los japoneses serían sus descendientes directos. Esta Diosa todavía es venerada en los templos shinto.
Izanagi (derecha) e Izanami (izquierda). Pintura de Eitaku Kobayashi , era Meiji (明治時代).
* García Gutiérrez, Fernando. "Summa Arts, el arte del Japón." Editorial Espasa-Calpe. Madrid, España 1967.