A modo de brevísimo comentario, y por cierto que
retrospectivo también, me ha llamado la atención la disparidad con que las
disciplinas humanísticas han afrontado sus objetos de estudio sobre Japón.
Puesto que por una parte hay espacios del saber donde la examinación acuciosa
de la terminología y la metodología de la investigación, ha puesto una
cerradura a interrogantes -que no diré legítimas en su totalidad- debiesen ser
formuladas, por último, para ser desechadas luego. Así, por ejemplo, conceptos
como el de "religión", y sus derivaciones como la "religiosidad"
o lo “religioso”, son rutas exploratorias prohibitivas en la investigación
actual. Y por una razón extrañamente contradictoria: el peso conceptual, o si
se quiere ideológico, con que Occidente ha cargado estas definiciones, y cuya
sospecha fundamental es hacer compadecer ese horizonte en un fenómeno alterno.
Razón que, así vista, es legítima de poner en cuestión. Pero ¿hasta qué punto
la misma sociedad japonesa ha conjeturado su propio mundo desde una perspectiva
europea, y ha reproducido esos sistemas de generación de saber, incluso hoy en
día, sin ser puestos en suspensión?
En el mismo prisma, tenemos campos disciplinares como el
Arte, donde la naturalización terminológica, y sobre todo conceptual, deja de
ser un punto de examinación. No me parece que el debate deba conducirse a una
pregunta de "si esto es o no es Arte", algo que a estas alturas ya
carece de un sentido de actual o problemático. La conducción verdaderamente
importante es pensar si nuestros enfoques, metodologías o procesos heurísticos
han configurado o estructuran ese fenómeno artístico bajo su propia
especificidad semántica, o bien lo hacen comportarse según lo que el mismo
enfoque esperaría de un fenómeno artístico "occidental".
Imagino que cualquier tentativa de solución a este tema
tendrá la mala fortuna de caer en el error. Por de pronto, mi posición es más
bien de prudencia y de suma atención a los propios recursos de articulación y
formación de un objeto de estudio: esto es, que un fenómeno "habla"
en la medida que lo interpelamos desde una posición particular, bajo cierta
bibliografía y recursos disciplinares, y que a su vez, el mismo fenómeno,
demanda herramientas particulares. Y que en ningún caso, son ingenuas,
inocentes. Por lo mismo, dudo de una ontoteleología del Arte, o lo artístico,
como pretensiones de una investigación.
Parecería poca cosa esto último, casi como relativizar la
investigación, o mejor, no tomar ninguna posición. Pero no es tan así. Pensar
desde este horizonte, implica que toda pregunta sobre un fenómeno es
pertinente, y que la investigación tiene su importancia, no mayormente en la
cantidad de resultados, sino en la elaboración de metodologías y modelos
analíticos en el abordaje de una problemática disciplinar.
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