"La historia de Genji" (源氏物語)
La mujer fue representada de dos formas diferentes a lo largo de la historia artística de Japón: como un ser sagrado, con valor cultual (de culto), y mundano, en la esfera popular y cotidiana. Estas dos concepciones poseen un componente ambiguo, pues, la mujer pasa de un status casi divino a un rango de subordinación respecto al hombre que, incluso, llega a la servidumbre a partir del siglo IX. Lo interesante de esta transición representativa es que se da, fundamentalmente, en el lapso de un siglo; pero con la intensidad suficiente como para provocar cambios tan radicales en el campo artístico, y, así también, en el político y social. Los factores que gatillaron semejantes revoluciones internas en la represenación femenina, los acontencimientos internacionales que impulsaron la ruptura de la tradición sagrada con la mujer, y la concretización de tal fractura en las artes visuales, serán los puntos que desarrollaré en la segunda parte de este ensayo, que abarca desde el siglo IX (período Heian 平安時代) hasta el período Edo (江戸時代).
La mujer se inscribe en lo cotidiano.
El aura divino que estaba inyectado en la representación de la mujer hasta el siglo IX, poco a poco se va desvaneciendo con la llegada de profundos cambios políticos y sociales que repercutieron en el arte del período Heian. En este período la actividad social es acelerada: cambios de ciudad capital, persecuciones políticas al budismo y una creciente preocupación por la pérdida de poder del emperador. Las reacciones tampoco se dejaron esperar, pues, el emperador instala la capital de japón en Kyoto (京都), transformando a dicha ciudad en cuna de la cultura y las costumbres. La medida prevenía dos grandes problemas que se avecinaban: el deterioro de la autoridad del emperador, a causa del enriquecimiento sucesivo de varias familias militares de Japón, y segundo, atacar directamente al budismo, tanto como religión y filosofía, que estaba apadrinada por las familias más poderosas del país. Tales medidas ocasionaron grandes cambios en el arte, debido a que el budismo era el motivo recurrente del arte nipón hasta entonces, fomentando el caracter divino de las presentaciones (desde la mujer hasta Buda). Con ello, como medida contraria a la religión, se crea un tipo de pintura no religiosa que reúne a cientos de artistas japoneses que conocían la técnica utilizada por el budismo (proveniente de la China) y la emplean con motivos propios del país. Aquí, bajo estas circunstancias políticas y religiosas, la mujer comienza a perder rango sagrado, con el fin de convertir a la pintura en reflejo del hombre inscrito en la naturaleza con lo cotidiano.
Uno de los primeros trabajos que encontramos a la mujer fuera de la esfera divina, corresponde a un emakimono (絵巻物), o pintura ilustrativa en largos rollos que representaban obras literarias, llamada "la historia de Genji" (源氏物語), atribuído a la autora Murasaki Shikibu (紫 式部). El emakimono, realizado alrededor del siglo XI, representa algunos pasajes de la novela de Genji, que cuentan los amoríos del príncipe del mismo nombre con varias heroínas. En esta obra, la mujer participa en un período de transición entre un aura sagrada y una representación mundana: está ocupando un papel de dama de corte. Las mujeres plasmadas en el rollo pertenecen a la aristocracia nipona, y, en conformidad a ello, son vestidas con trajes de seda y maquilladas finamente. La pérdida de status divino se comienza a evidenciar en la esteriotipación de la mujer; se pierden los rasgos particulares, así como los detalles y símbolos distintivos propios de las divinidades, para dar lugar a una homogenización de las características representantivas de la mujer en la paulatina agrupación en clases sociales bien definidas.
"Escena popular entre los árboles momiji."
Después del período Heian, Japón cae en un gobierno militar riguroso. Dura aproximadamente un siglo, en donde las artes quedan reducidas a Kyoto y el poder es concentrado en Kamakura (鎌倉市). Casi no existen representaciones de mujeres, hasta la llegada del período de Muromachi (室町時代), en el siglo XIV, donde nuevamente afloran las artes. En este período el japonés culmina una era militar, buscando refugio en la religión (Zen) y la tranquilidad de la naturaleza. Esta necesidad de paz que ansiaba un agotado pueblo nipón hará que la pintura Yamato-e (大和絵), de motivos propios de Japón, vuelva a cobrar el esplendor de siglos atrás. En efecto, la cantidad de obras inspiradas en paisajes de la naturaleza superaba con creces la desarrollada por artistas en tiempos pasados. Y, dentro de tales formatos, aparece la mujer incluída, ya más enérgicamente, dentro de distintas clases sociales, estableciendo un antecedente de lo que será la pintura de género o Ukiyo-e (浮世絵). Uno de los grandes pintores del período de Muromachi fue Kano Hideyori, quien desarrolló una obra llamada "Escena popular entre los árboles momiji", realizada con combinación de técnicas chinas y niponas. La obra representa un grupo de japoneses disfrutando en una tarde otoño la contemplación de la coloración roja que adquieren los árboles momiji. En esta escena popular, la mujer entra en contacto con los hombres en una festividad mundana. Ya no encontramos a la mujer individual, divinizada ni portadora de la abundancia, sino, en estos tiempos, se representa desde otra perspectiva: la de un ser humano que se encuentra inscrito en la naturaleza, que es capaz de gozar en la contemplación de ésta junto al hombre. Sin embargo, aún se perciben algunos indicios de una pasada idealización de la mujer, manifestado en los finos ropajes que utiliza, pero muy pronto serán desechados con la pintura de género.
Y, por fin, llegamos al siglo XVII, conocido como el período Edo (江戸時代) o era Tokugawa (徳川時代). Es una época de aislamiento absoluto de Japón al comercio y a las relaciones con occidente, propiciando el desarrollo de escuelas artísticas que cada vez se acercan más a representar motivos populares de la sociedad nipona. En este contexto se desarrolla la escuela colorista Ukiyo-e (que después denominaría las obras de xilografía) y se consigue llegar al último momento de la representación de la mujer en el arte nipón: su papel popular. En un primer momento, como ya vimos, jugó un papel simbólico, de orden engendrador y cultual, luego, vamos en transición sucesiva a una inscripción de la mujer a la naturaleza y las fiestas pupulares, y, ahora, nos encontramos con la representación femenina en el ámbito social, popular y sexual. En efecto, la escuela ukiyo-e fomentó las representaciones de la sociedad japonesa de aquellos tiempo, pero, por sobre todo, intentó mostrar las escenas vulgares y populares de la vida comunitaria. Por ello, se hizo muy recurrente las representaciones teatrales, tabernas, fiestas populares y escenas de la vida nocturna. Ahora, la mujer se manifiesta partícipe dentro de la sociedad: siendo objeto de deseo (escenas amorosas), escenas narrativas (la mujer en actividades cotidianas) y en representaciones con motivos sexuales. A este punto, la mujer está en contacto directo con los hombres, se desvaneció completamente la barrera divina que los separaba, además, se inscribe completamente en los procesos y escenas sociales de la época. Y, un factor muy importarte para los siglos posteriores, el cuerpo de la mujer deja de ser sagrado y pasa a ser erótico: la sexualidad de la mujer pasa a ser motivo y tema importante en las representaciones conforme ella misma continúa introduciéndose en la popularidad. De ello desprendemos -y analizaremos en el tercer ensayo- que mientras disminuye la divinización de la mujer, aumenta en la misma medida su potencial sexual y erótico, por lo tanto, en el arte nipón, el concepto de erotismo y divinidad, en cuanto a la mujer, son inversamente proporcionales.
«Hanazuma de Hyõgoya ». Autor: Kitagawa Utamaro. Formato: Ukiyo-e,
tema Bijin-ga. Dimensiones:.
39 x 26 cm. Periodo Edo (1616-
1868).
Museo Nacional de Tokyo.
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5 comentarios:
¡Lástima! Me quedé esperando el tres y no lo encuentro...
Me parece que estás haciendo un trabajo impresionante y no se está valorando tu esfuerzo.
Sigue así.
Saludos desde España.
Muchas gracias por tu comentario ElExarcadeRávena! Ciertamente no he escrito una tercera parte, puesto que me pareció que el tema de la mujer en el arte japonés no podría ser acotado en toda su profundidad en tan pocas líneas. Por lo mismo, estos ensayos son meramente trazos generales de la construcción de una problemática, por lo menos para mí, fundamental en Japón y su arte.
En este mes hoy a agregar dos (probablemente) artículos que giran en torno a la mujer. Uno que explora la fotografía y el Ukiyo-e, y otro a Sei Shonagon. Ojalá los disfrutes.
Por otra parte, te agradezco un montón tus palabras sobre este blog, porque como ves, no es mucha la gente que lo comenta. Pero, descuida, no tengo pensado eliminarlo, simplemente dejarlo estar y si le sirve a alguien, pues su misión está cumplida.
Te dejo la invitación para que lo visites, leas sus artículos, ensayos, informaciones y publicaciones externas.
Un abrazo desde Chile.
Hola Gonzalo...te mando mi felicitación desde Cartagena- Eapaña- es un tema apasionante para mi......espero que no lo hayas eliminado......me encanta tú trabajo........Saludos.....aqui nos vemos
Hola Gonzalo...te mando mi felicitación desde Cartagena- Eapaña- es un tema apasionante para mi......espero que no lo hayas eliminado......me encanta tú trabajo........Saludos.....aqui nos vemos
Muchas gracias Lorena por tu comentario. Debido a una cuestión de tiempo, fundamentalmente, no he podido actualizar el blog. Espero subir algo, quizás no tan seguido, pero por lo menos interesante.
De todas maneras, no tengo pensado borrar este espacio. En el peor de los casos, simplemente quedará sin subir nuevo material.
Nuevamente, agradecido de tu saludo y seguimos en contacto. Un abrazo desde Chile.
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