domingo, 23 de noviembre de 2008

Breves apuntes y antecedentes sobre el arte coreano contemporáneo.



Autor: Nam Kwan.  Título: "Jardín invernal". Óleo sobre tela, 60.5 X 72.7cm. 1966.


Corea vivió un siglo XX bastante agitado, tanto políticamente como en su esfera social. El país estaba siendo remecido por confrontaciones internas y extranjeras que censurarán la libertad de expresión, convirtiendo a Corea  en un país subsumido culturalmente. Por ello, el factor político, bélico y cultural jugarán un papel fundamental en la conciencia coreana del arte contemporáneo en dos aspectos: por un lado en determinar el lugar que estaba ocupando la producción coreana "moderna" de arte, y, segundo, más importante aún, dar cuenta de la crisis identitaria de las manifestaciones que en aquel entonces se constituían en el medio local. De las razones de la autoconciencia de la falta de tradición artística moderna, así como señalar una breve reseña de los dos primerps movimientos que intentó sentar las bases de la formación contemporánea del arte coreano, es el objetivo general que abordará el presente ensayo, antecedente de un futuro trabajo de más larga extensión.


El siglo XX en Corea queda determinado por dos hechos históricos potentes: la ocupación japonesa y la guerra de Corea. Respecto al primer punto, la ocupación japonesa, las consecuencias que ocasionará en el arte coreano son importantes. Una de ellas, y tal vez la principal, es dejar al país con una crisis identitaria respecto su tradición moderna del arte. Pues, ya a fines del siglo XIX Japón y China se habían abierto a las relaciones con occidente, por lo tanto, la circulación de influencias artísticas con los nuevos movimientos occidentales resultó interesante y provechoso para ambas culturas asiáticas, pero Corea aún permanecía en el anonimato. Y, cuando el país por fin vislumbraba una salida hacia el mundo de occidente, en 1910, sufre el dominio japonés, quedando filtrado, tanto económicamente como culturalmente, al país del sol naciente. Culturalmente Japón impondrá su sistema en Corea, aplicando en los estudiantes coreanos las enseñanzas niponas y el estudio de su historia. Económicamente, Corea será explotado en beneficio japonés, a costa de la hambruna de la mayor parte de la población coreana. Y, en el terreno que nos convoca, el arte, la influencia del arte moderno occidental que llegará a Corea será por medio de un filtro japonés, siendo una transferencia mediatizada por la economía de la representación nipona (es decir, su gusto estético). Este proceso no se verá interrumpido fuertemente por la Segunda Guerra Mundial, sino en su culminación. En efecto, el término de un período coreano subordinado a un concepto de arte moderno japonés coincide con el período de liberación de  la península y el nuevo proceso que se pone en marcha: los problemas internos que conducirán a la guerra de Corea.


Pero el problema principal no se haya en la liberación coreana de Japón, ni en la consiguiente guerra civil, motivada por las potencias ganadoras después del '45, sino en el proceso que está entre medio de ambos: el período de la autoconciencia. El período de post liberación coreana es inestable en el campo social: Japón abandonaba el sistema implementado, retirándose, mientras Corea tambaleaba sin un sustento estructural y regulativo de las capas sociales. En el arte, logran atisbarse las primeras luces de una conciencia de pérdida de bases artísticas. Esto llevó a que los artistas coreanos se dieron cuenta de la siguiente cuestión: Corea no poseía una tradición artística respecto al arte moderno; (en relación con movimientos occidentales);  debido a  que Japón era el filtro occidental que la península poseía, y al desaparecer el lazo que los mantenía con occidente se vieron flotando en una incertidumbre artística. Aquí comienza el gran paso del arte coreano contemporáneo: la autoconciencia. Esto conllevaba la autoreflexión en dos ámbitos; por un lado, la reflexión sobre el contexto social contingente con el consecuente rechazo a la guerra, y por otro, el pensarse como artista de Corea y lo que ello implicaba. Esto dio promovió a la conformación de grupos vanguardistas en Corea con el fin de crear una fractura con la tradición moderna japonizada del arte, ya anticuada y sin sentido para los jóvenes artistas de posguerra.


Con estos antecedentes surge el primer movimiento que vanguardista de Corea, el Art Informel. Este surgió a finales de la década de los '50 como una agrupación de artistas de post-guerra, fuertemente influenciados por el expresionismo francés. La razón se debe a la similitud de procesos sociales que vivía Europa y Corea, ambas finalizando etapas bélicas que tendrán un fuerte arraigo en el pensamiento artístico. Así lo expresa parte del manifiesto del Art Informel, leído en 1958: "debemos reafirmar la vida en este caos presente". La postura del grupo presentaba dos grandes raíces: por un lado, la búsqueda de la espiritualidad y la paz que tanto necesitaba la sociedad coreana, y por otro, sentar bases para la consolidación de una identidad artística coreana contemporánea.  El movimiento se disuelve alrededor de 1965, dando paso a un nuevo proceso: el Arte Restaurador y Expansionista. Lee Yil, crítico de arte y profesor de Historia del Arte en la Universidad Hong-ik, considera esta proceso crucial en la historia del arte coreano, pues, según sus palabras, constituiría un punto de inflexión estético y respecto a movimientos vanguardistas. Tras la saturación del Art Informel, los artistas coreanos volcaron su atención al arte de los objetos, cuyo referente fue Marcel Duchamp. Sin embargo, a diferencia de Francia, los artistas coreanos intentarán utilizar materiales no manufacturados, sobre todo en el campo de la escultura. El Movimiento Expansionista tuvo su primera aparición en 1968, en la exposición de los grupos Cero, Espacio y Tiempo. Respecto al término Restaurador, proviene de una de las bases fundamentales del movimiento American Post-Painterly Abstraction, un movimiento en oposición al expresionismo abstracto y la pintura en acción. En Corea se verá reflejado en obras de colores planos y cualidades lineales en sus formas.


De aquí, en adelante, los movimientos coreanos contemporáneos seguirán una línea de investigación visual que dará cuenta del intento de superar la hegemonía nipona implantada en el campo artístico. La línea a seguir por los artistas será, por un lado, innovar en procedimientos artísticos, como referencia desde occidente, pero adaptados a las necesidades coreanas, y por otro, buscar una identidad artística que sea coherente con la tradición histórica coreana antes de la ocupación japonesa.




Autor: Ha InDoo. Título:  "Espíritu ardiente".  Óleo sobre tela, 130.6 X 162cm.  1988.